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Cualquier negocio aspira a crear mucho producto con el menor coste posible, y ponerlo en el mercado a un precio competitivo para que la demanda del mismo sea lo más elevada posible. En materia de vivienda, el mercado no funciona exactamente así, aunque los parámetros son los mismos. Quien vende una vivienda, sea de segunda mano o nueva, quiere hacerlo por el mayor precio posible y en el menor tiempo. El hecho de que hoy todavía muchas viviendas tarden más de un año en venderse quizás tenga que ver con que el precio de salida no se corresponde con el que está dispuesto a pagar el potencial comprador. En este sentido, según Sociedad de Tasación en siete regiones los pisos deberían seguir abaratándose.

sociedad de tasacion 2015 - Vivienda: ¿Dónde se puede comprar y pagar una casa, y dónde aún no?

Sociedad de Tasación acaba de realizar un ejercicio para conocer cuánto vale la casa que pueden pagar los españoles y las conclusiones son reveladoras. Al cruzar las estadísticas de precios de la vivienda con los salarios medios de los trabajadores por comunidades autónomas y teniendo en cuenta siempre que la operación sería financiada con una hipoteca a tipo de interés variable al 2,5% y con un plazo de amortización de 30 años, en siete comunidades la vivienda debería seguir reduciendo sus precios: Madrid, Galicia, Cantabria, País Vasco, Navarra, Cataluña y Baleares. En el resto, se puede concluir que los hogares con rentas medias podrían afrontar en la actualidad la compra de una vivienda tipo.

Con el fin de mostrar lo importante que puede llegar a ser el peso de la financiación hipotecaria, Sociedad de Tasación ha realizado el mismo ejercicio, pero aplicando un préstamo con tipo de interés variable al 5% (conviene recordar el efecto perverso que sobre millones de hipotecados tuvo todavía en el boom la subida de los tipos y el euríbor) y al mismo plazo de 30 años. En este segundo caso, la situación varía ostensiblemente y ya en solo cuatro regiones se podría comprar y financiar la vivienda con un sueldo medio. Sería en La Rioja, Aragón, Castilla-La Mancha y Murcia. En el resto, los precios inmobiliarios deberían seguir ajustándose para hacer accesible la adquisición de una vivienda a la mayor parte de las familias.

El sector inmobiliario, más cerca de la estabilización que de la recuperación

El director general de Sociedad de Tasación, Juan Fernández-Aceytuno, ha afirmado que el sector inmobiliario español está aún "más cerca de la estabilización que de la recuperación" y ha vaticinado que cuando llegue ese momento de la recuperación "unos saldrán a una velocidad y otros a otra". Así lo ha indicado durante la jornada "Perspectivas económicas 2016 y tendencias del sector inmobiliario" en la que ha argumentado que pese a que las compraventas y las hipotecas están repuntando, de la recuperación del empleo, existen aún ciertos desequilibrios en el mercado.

Para empezar, antes de la crisis el número de hipotecas superaba a las compraventas de viviendas porque muchas de ellas se dedicaban al consumo, estas dos variables se cruzaron en 2011 y actualmente los créditos hipotecarios son algo menos de las compraventas que se realizan. "La evidencia de que el sector estará en crecimiento llegará cuando estos dos números se igualen", ha añadido, para apostillar que, de momento, sólo se puede hablar de "estabilidad". Asimismo, el director general de Sociedad de Tasación ha recordado que las transacciones de vivienda usada llevan 10 trimestres mostrando variaciones en forma de dientes de sierra, con subidas y bajadas.

Por otro lado, ha señalado que la regulación de las sociedades cotizadas de inversión inmobiliaria (socimi) ha sido la legislación "más importante de la crisis", porque están logrando atraer la inversión extranjera, pero considera que aún hacen falta en España grandes desarrollos de producto en alquiler. En el caso de la rehabilitación de viviendas, se ha mostrado tajante: "lo primero que hay que rehabilitar es la legislación porque hacer esas obras hoy es un ejercicio casi de ciencia ficción".

En 2016 habrá 349.377 pisos sin vender, un 24% menos que este año

Por otro lado, el excedente de viviendas sin vender en España se situaba tras el verano en 462.000 inmuebles, menos de la mitad que los 1,2 millones de inmuebles de 2008. Además, esta oferta embalsada se reducirá un 24,5% en 2016, una cuarta parte, hasta los 349.377 pisos. Así se precisa en un análisis expuesto epor el presidente de los promotores madrileños Asprima, Juan Antonio Gómez-Pintado, en el marco de la jornada Perspectivas económicas 2016 y tendencias del sector inmobiliario, organizada conjuntamente con Sociedad de Tasación ST.

Esta estimación, elaborada a partir de datos del Instituto Nacional de Estadística (INE), la cátedra inmobiliaria del Instituto de Práctica Empresarial (IPE) y la Red de Asesores Inmobiliarios Cualificados (RAIC), señala que el 74% del stock se localiza en la Comunidad Valenciana, Castilla-La Mancha, Andalucía y Murcia, y que el año que viene este porcentaje se reducirá al 51%. Mientras, la bolsa de pisos vacíos en Madrid se acercará a los 6.000 inmuebles el próximo año, mientras que en Cataluña superará las 4.300 viviendas.

Por otro lado, Gómez-Pintado ha indicado que, teniendo en cuenta los flujos migratorios, la necesidad de viviendas en España se situará los próximos años en unos 140.000 inmuebles, con especial protagonismo de Madrid, donde esta cifra estará entre los 30.000 y los 40.000 pisos.

Imagen: Carlos Cortinas Fuente: cincodias.com

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Las grúas coloradas están rígidas en el cielo gris, como enormes cuellos de jirafas. Nada se mueve, todo está abandonado. Las gaviotas sobrevuelan el fantasmal descampado y descienden agresivamente en zoom en busca de comida. Spencer Dock iba a ser uno de los más lujosos complejos inmobiliarios de Dublín. Hoy representa la explosión de la burbuja inmobiliaria y la especulación, los excesos de los “developers” y el crédito fácil de los bancos irlandeses, que han sumergido al país en la crisis y la pérdida de su soberanía fiscal.

Crisis 2 - El boom inmobiliario que está hundiendo a IrlandaUn esqueleto de 10 pisos es otra muestra de la fácil ambición en el “Tigre Celta”. Un país que se desmoronó cuando sus bancos explotaron ante la recesión y su irresponsabilidad a la hora de prestar. Después de dos años de negación, de amparar a los banqueros y feroces recortes en el bienestar del resto de los irlandeses, el gobierno de la coalición conservadora ahora enfrenta la primera misión del FMI para implementar un rescate que no sólo los salve a ellos sino al euro y a la credibilidad de la Unión Europea.

Los Docklands son hoy la imagen de la desolación y de un pasado de avaricia y consumismo , que transformó en inesperados “nuevos ricos” a una población que había conocido la pobreza y el hambre. Es la zona portuaria atravesada por el río Liffey, que divide a Dublín entre el norte trabajador y el “southside” más “chic” e intelectual, si hay que estereotipar. Edificios de vidrio y acero abandonados, con carteles estériles de alquiler o venta sin interesados y algunos con las luces encendidas en pleno día. El tranvía pasa sin pasajeros. Nadie sube o baja en su parada en Spencer Dock porque casi no vive nadie en toda el área.

Los “ghost states” “o “residencias fantasmas” se reproducen a lo largo del país . La razón es simple. Los bancos otorgaban créditos sin referencias, sin saber si sus clientes los podían pagar. Así consiguieron que aun la familia más ordinaria pidiera un crédito para su casa y luego, incluso con todo su ingreso comprometido, recibiese otra oferta para renovar su auto o comprar una villa en el Mediterráneo. Hoy cada familia irlandesa debe en promedio 132.000 euros a los bancos y el precio de las casas que compraron valen el 36% menos que en el 2006, cuando pagaron por ellas cifras exorbitantes. El desempleo llegó al 14% desde los años de oro, cuando estaba en el 4%.

Así se construyó el fenómeno del “Tigre Celta”. Desde mediados de los ‘90 hasta el comienzo de la crisis, Irlanda pasó de ser uno de los países más desheredados de Europa a una república modelo y de economía floreciente, con una combinación de subsidios de la Unión Europea a sus granjeros y concesiones a las multinacionales, que llegaron aprovechando la capacidad multilingüe y hospitalaria de los irlandeses. El “corporate tax” o impuesto a las corporaciones fue solo del 12,5% y se convirtió en imán para las inversiones. Es el que hoy los irlandeses no quieren negociar con el FMI para garantizarse nuevas inversiones.

El boom económico se basó en una inversión de altas tecnologías, diseños de software y nuevos edificios, que transformaron a Dublín en un sueño americano, con una economía que crecía a tasas casi chinas del 6%.

Un boom inmobiliario alimentó la ilusión y los bancos prestaron con absoluta irresponsabilidad, sin el menor control de los reguladores y con el guiño irresponsable de sus gobiernos. Los irlandeses se sentían ricos, en el primer mundo y felices. Hasta que se bajó el telón. La economía entró en recesion, como el mundo después de la crisis de las hipotecas. El déficit público se convirtió en un Frankenstein que alcanza el 32% del PBI y los bancos colapsaron. Para mantener a los mercados en calma, el gobierno rescató a los bancos y aplicó recortes draconianos para los irlandeses que no eran banqueros. Cuatro meses después, las agencias de ratings, que habían calificado a los bancos con Triple A hasta hace poco tiempo, le quitaron la confianza. El mercado fue por más: rescate triple del FMI, la UE y el Banco Central Europeo o bancarrota era la opción.

A Irlanda no le quedó más remedio que aceptar al FMI . Eran ellos o el contagio a Europa.

Churchtown House, una distinguida casa estilo georgiano en Dublín y construida en 1870, simboliza el “boom to bust”, como llaman los anglosajones a este proceso de éxito y caída. Esta enorme residencia, que alguna vez supo ser la embajada holandesa en Irlanda, se vendió cuatro veces en 13 años. En 1997 se transfirió por 700.000 euros, 200.000 más de lo esperado. En 2006 fue vendida por 10,5 millones de euros. Ahora, un administrador de una compañía en bancarrota que era su dueña se contenta con conseguir 3 millones. Nada mejor que Irlanda para hacer negocios inmobiliarios con la desgracia general.

Por su larga batalla contra los británicos por la tierra, la justicia se resiste a la reposesión de casas por pedido de los bancos. Tampoco los bancos se atreven a exigirlas pero es un estigma no pagar en Irlanda , un pecado moralmente inaceptable.

“Esto va a cambiar”, escribió el economista Morgan Kelly en The Irish Times , el diario más respetado del país. “Si una familia defaultea su crédito hipotecario, ellos son parias. Si 200.000 personas defaultean, son una poderosa circunscripción política. La creciente crisis hipotecaria pone a Irlanda en la cúspide del conflicto social en la misma escala de la guerra por la tierra”.

Los irlandeses apuntan a la complicidad de los bancos con los “developers”, esos barones de la propiedad que comenzaron de abajo como constructores cuando Irlanda era pobre y se convirtieron en millonarios. Al menos 29 “developers” se han suicidado y otros se han ido del país por temor a la ley de quiebra, particularmente dura en Irlanda.

La buena noticia es que los “developers” no tienen futuro en la nueva Irlanda. La mala es que muchos han partido a Brasil, a Chile, a Australia y a Qatar a hacer los mismos negocios que practicaban en Dublín.

Fuente: clarin.com