Una de las grandes dudas que surgen cuando se desea sacar un inmueble al mercado es si conviene hacerlo por cuenta propia o si es mejor contratar un agente inmobiliario para vender la vivienda. La primera opción suele ser la que antes se valora, puesto que vender sin intermediarios, a priori, supone ahorrar comisiones y obtener un plus de rentabilidad.
Sin embargo, esas ventajas no siempre implican mayores beneficios. Por un lado, porque el mercado inmobiliario es complejo y está sujeto a muchas variables. Por otro, porque lo que se ahorra en comisiones se puede perder en forma de tiempo y esfuerzos. Y, en tercer lugar, cabe la posibilidad de que la venta se retrase y se acabe vendiendo a un precio inferior.
Por qué contratar un agente inmobiliario para vender
Contratar un agente inmobiliario para vender significa dejar todo el proceso en sus manos. Por ello, el criterio esencial será el de elegir a una persona o agencia que ofrezca confianza y garantías. Partiendo de esta base, las ventajas son importantes:
1. Experiencia
Un agente inmobiliario conoce a la perfección el mercado, puede valorar su evolución, sabe como moverse en él y cómo atraer a posibles compradores. Son factores que agilizan notablemente la venta de una vivienda. En ese sentido, no hay que olvidar que cuanto más tiempo permanezca el inmueble en el mercado, por lo general, más costará venderlo.
Y, además, el agente sabe todos los pasos que hay que dar en la venta de un inmueble, los trámites legales que hay que cumplir y las obligaciones fiscales que es necesario satisfacer. No hay que olvidar que la fiscalidad de la vivienda está en constante cambio, solo en los últimos meses hemos visto como había cambios respecto al impuesto de plusvalía, el nuevo valor de referencia catastral, la limitación a subir las rentas del alquiler o la tramitación de la primera Ley de la Vivienda española que se aprobará en el corto plazo.
2. Alcance y visibilidad
Hoy en día, las búsquedas de inmuebles se realizan mayoritariamente por Internet. Un agente inmobiliario dispone de herramientas profesionales y conoce las mejores técnicas para que el inmueble llegue al mayor número posible de interesados. La visibilidad siempre eleva las posibilidades de una venta rápida.
3. Capacidad de negociación
En la compraventa de una vivienda, saber negociar es fundamental, en un doble sentido. Por un lado, un agente es capaz de negociar con el propietario para ajustar el precio a un valor real de mercado, alejado de esos factores emocionales que a veces implican un incremento injustificado del precio de venta, que solo dificultará el cierre de la operación.
Por otro lado, también estará en disposición de negociar con los posibles compradores para obtener el mayor beneficio posible de la venta. En este sentido, la experiencia es un factor clave, para mantener la calma, argumentar y conseguir el acuerdo de compraventa por el precio objetivo.
4. Comodidad
Es una de las grandes ventajas de contratar un agente inmobiliario para vender. Publicar anuncios, atender a personas interesadas, planificar y acompañar en las visitas al inmueble o realizar los trámites supone un tiempo del que no siempre se dispone. Poner la venta en manos de profesionales implica olvidarse de todo hasta la firma del contrato de compraventa.
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