Sareb es un banco cuyo objetivo es desaparecer. Creado en 2012 para absorber las peores inversiones inmobiliarias de la banca tras el estallido de la burbuja, recibió 200.000 activos por valor de 50.781 millones de euros. A diferencia de cualquier otro banco que necesita crecer aumentando su balance, la razón de ser del llamado "banco malo" es liquidar el suyo encontrando compradores para préstamos, suelos, viviendas o promociones a precios por debajo del que fue su valor contable. Así, en 2016, su cuarto año de existencia y con un mercado inmobiliario instalándose en la recuperación, la entidad presidida por Jaime Echegoyen, perdió 663 millones de euros, pero ingresó 3.923 millones de euros, un 1% más.