2022 ha sido un año de gran actividad en el mercado inmobiliario. Las operaciones de compraventa, sobre todo en el primer semestre, han alcanzado cifras que no se veían desde antes de la crisis de 2008. Sin embargo, la coyuntura económica, la situación internacional y el encarecimiento de las hipotecas han frenado esa tendencia en los últimos meses.
Se abre ahora un escenario de incertidumbre. Y es lógico preguntarse si será buena idea comprar casa en 2023. En líneas generales, sí puede serlo. Las previsiones apuntan a que los precios han alcanzado techo o sufrirán pequeños ajustes, mientras que la oferta de vivienda se está incrementando ligeramente.
¿Esperar o comprar casa en 2023?
Adquirir una vivienda es una decisión que siempre se debe tomar con calma. Mucho más en periodos de ajustes o cuando existe un escenario de incertidumbre. En la situación actual se conjugan, además, toda una serie de factores extraordinarios:
- Niveles de inflación elevados que merman la capacidad de ahorro y de endeudamiento de los compradores. También elevan el precio de las materias primas, en el caso de obra nueva.
- Un incremento de los tipos de interés, precisamente, para intentar contener esa inflación. A ello, se une un euríbor que ha alcanzado niveles desconocidos desde hace años. Ambos factores encarecen las hipotecas y dificultan el acceso a la financiación.
- Un aumento del número de viviendas que salen al mercado inmobiliario. A ello se suma la obra nueva que, pese a todo, no ha parado.
El resultado es un enfriamiento del mercado y una situación que, lejos de suponer una desventaja, sí puede suponer un ligero beneficio para quien está pensando en comprar casa en 2023. La razón es sencilla: si la oferta se incrementa, aunque sea mínimamente, y la demanda desciende a causa de esas dificultades de financiación, la competitividad se incrementa.
De esta forma, aquellas viviendas sobrevaloradas podrían rebajar su precio para encontrar una salida más rápida en el mercado. También se pueden registrar ajustes a la baja generalizados, aunque no se prevén caídas bruscas en los precios. Y, a la vez, los compradores pueden tener algo más de margen a la hora de negociar con los propietarios.
A ello habría que añadir la previsible contención de la inflación, unas cifras de desempleo en descenso y ayudas públicas para favorecer el acceso a la vivienda. Por lo tanto, comprar casa en 2023 sí puede ser una buena decisión, teniendo siempre en cuenta las circunstancias económicas personales y la capacidad de endeudamiento.
Un mercado con un comportamiento desigual
A pesar de todo, en el momento de decidir si es viable o no comprar casa en 2023 es importante tener en cuenta un factor añadido: el mercado no se comportará de manera uniforme. ¿Qué quiere decir? Que la inversión puede ejercer un papel determinante. No hay que olvidar que la vivienda siempre se ha considerado como un valor seguro.
En ese sentido, las más beneficiadas serían las grandes ciudades, en las que el mercado posiblemente sufra menos ajustes. Es exactamente lo contrario de lo que podría ocurrir en zonas periféricas o ciudades pequeñas.
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