En los siete meses que lleva la Ley de Emprendedores en funcionamiento se han concedido 72 visados de residencia por comprar una vivienda de más de 500.000 euros en España, siendo la mayoría para acaudalados chinos y rusos, que suponen casi la mitad de esos nuevos residentes, sin contar a los familiares. El resto de visados han sido para ciudadanos de Ucrania, Líbano, Ecuador, Qatar, Egipto o Irán, entre otros, según los datos de la Secretaría de Inmigración.
En total se han concedido 81 visados bajo los supuestos que contempla el "visado de oro" de la Ley de Emprendedores puesta en marcha por el Gobierno el verano pasado para a conceder visados de residencia exprés a un selecto grupo inversores que: compren casas o pisos con un precio superior a 500.000 euros (sin contar los impuestos), que gasten al menos dos millones en deuda pública, inviertan un millón en depósitos o en acciones, o impulsen proyectos empresariales de "interés general".
La "golden visa" para inversores no conlleva el permiso de trabajo y tampoco obliga a residir en España, aunque fuerza a visitar el país una vez al año. Al mismo tiempo, permite la libertad de movimientos ("espacio de Schengen"), lo que supone todo un anzuelo para los extracomunitarios. El objetivo era incentivar la inversión productiva, buena prueba de ello es que iba enmarcada en la llamada Ley de Emprendedores. Pero de los 81 visados concedidos solo tres corresponden a proyectos empresariales de interés general (con valor añadido o generación de empleo) y otros seis a inversión en capital.
Otros países como Reino Unido, Portugal, Grecia o Malta utilizan también este tipo de incentivos, bajo diversas modalidades, para atraer capital y actividad. Pero el atractivo del mercado inmobiliario de nuestro país está en que "España tiene playas, buenas ciudades y sus precios son mucho más bajos que los de otros países europeos", explica el egipcio Mustafa W, ejecutivo de 33 años que compró hace poco un piso de 600.000 euros en la zona Diagonal Mar en Barcelona, y su objetivo también es lograr la residencia.
España concede en primer lugar un visado de un año que no permite trabajar, algo de lo que automáticamente pueden beneficiarse los familiares, y después pueden solicitar un permiso de residencia de dos años que sí permite la actividad y se renueva cada dos años tras demostrar que la inversión realizada sigue vigente. Los requisitos de seguridad son iguales que los del resto de solicitantes y todos los informes policiales hasta ahora han sido positivos.
En el caso de los nuevos residentes que han logrado la entrada por la compra de una vivienda en España, ha tenido que gastar un mínimo de 500.000 euros sin impuestos ni cargas, que serían unos 600.000 con ellas, de modo que la inversión total resultante asciende a un mínimo de 43,2 millones. Si los inversores en capital (seis en total) han necesitado al menos un depósito bancario de un millón o una compra de bonos de dos millones, la estimación más baja sería seis millones.
Por otro lado, los proyectos empresariales ya autorizados (muchos vinculados al sector tecnológico) hasta ahora supondrán la creación de unos 640 puestos de trabajo y la inversión de unos 40 millones hasta 2019, según los planes de negocio que previamente ha analizado en Ministerio de Economía para determinar el "interés general" y dar luz verde a esos visados. En global, el Gobierno estima que las operaciones registradas rondan los 100 millones y el número de proyectos está creciendo exponencialmente.
Expresiones como "visados de oro" no gusta en el Gobierno, ya que, el resultado será la generación de negocio y empleo: "La legislación buscaba facilitar la inversión productiva y de talento, ha agilizado mucho los trámites no solo para inversores, sino también de emprendedores, directivos o científicos". Además de crear este nuevo visado para inversores, la ley de apoyo a los emprendedores también ha suavizado los requisitos de entrada de altos ejecutivos, científicos o empresarios acortando los plazos de los visados (de un mes a 10 días aproximadamente) y de los permisos de residencia (de unos tres meses a unos 20 días).
Fuente e imagen: elpais.com
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