Sobre el debate de la deuda histórica de Estados Unidos y por qué nos preocupa tanto la deuda
El periodista Jordi Sevilla amanecía hace unos días con la siguiente reflexión: "Buenos días. Suárez, Calvo Sotelo, González, Aznar, Zapatero, ningún presidente democrático ha salido hasta ahora por la puerta grande, ¿Por qué?"
Hoy, echando un vistazo a las portadas de los diarios internacionales, nos encontramos con la misma pregunta, pero esta vez referente a Estados Unidos.
En el debate propiciado por el periódico The New York Times, Los Presidentes y sus Deudas, siete prestigiosos historiadores hablan sobre los fracasos y las deudas de los presidentes norteamericanos. Les traduzco los puntos que más pueden enseñarnos.
No nos viene mal, tanto en el Sector Inmobiliario como en cualquier otro, estar atentos a los grandes debates internacionales:
"Las encuestas nos muestran el desagrado de la mayoría de americanos en relación con la deuda, ¿No deberían estar ya acostumbrados? Después de todo, las disputas acerca de los préstamos federales y el gasto público ya empezaron en los tiempos de George Washington. Y, sin embargo, los debates y las decisiones políticas cambian de escenario cada vez que aparecen nuevos desafíos".
¿Cómo afecta el déficit en la ideología de un presidente? ¿Cuáles son los indicadores históricos?
El historiador Richard Reeves escribe que "los políticos americanos no saben nada de economía", a lo que H.W. Brands añade: "Los presidentes nunca han estado cómodos con la deuda". Y prosigue: "George Washington, quien vió cómo la deuda privada se convertía en una plaga para los dueños de las plantaciones del Sur, tuvo que ser persuadido por Alexander Hamilton para que acogiera la deuda pública como una especie de base financiera en la construcción de la nueva República".
"El momento de más orgullo para Andrew Jackson", dice Brands, "fue ese momento único en la historia de América en el que pagó la deuda nacional". El país, desde entonces y hasta la fecha, siempre ha estado sujeto a la deuda -unas veces más que otras-.
Así que, ¿Por qué nos preocupa tanto la deuda ahora? Se preguntan los historiadores.
Brands nos da la siguiente respuesta: "En parte, porque todos los presidentes han juzgado a la deuda pública, como necesaria para el futuro de América en cuanto al mantenimiento de defensa, infraestructura, asistencia a los más jóvenes, a los desempleados y a los inválidos".
América confunde impuestos con deuda. Parece ser que, para que haya servicios de estado, debe haber deuda.
Llevemos ahora la historia americana a España. Nuestra deuda nos viene de largo, ya desde los gastos que fueron necesarios para impedir la pérdida de las Colonias. Cierta deuda se entiende en base a un futuro fuerte, estable y garante de los derechos sociales, así como dice Brands sobre América.
Pero, y aquí viene el pero, ningún presidente ha sido capaz de explicar las cosas tal como son y según vayan produciéndose. Razón para la salida por "la puerta que no es" de cada presidente. Razón, además, para que siga siendo así en futuras ocasiones, ya que la no aceptación parece ser innata al político.
Estas reflexiones nos dan pistas, también, sobre cómo afrontar todo aquello que emprendamos de cara al público en el mundo empresarial.