Comprar la primera vivienda es uno de los momentos más decisivos de la vida de una persona. Hay quien solo da el paso una vez, por lo que debe ser una elección meditada. Debemos tomarnos el tiempo que sea necesario para ver la oferta disponible en el mercado, analizar nuestras finanzas y comparar hipotecas. Parece sencillo, sin embargo, a la hora de la verdad, el comprador alberga ciertos temores que pueden convertir la operación en una pesadilla. En este post hablamos de los miedos de los compradores de vivienda.
No salen las cuentas
Cualquier imprevisto con el presupuesto hace que los compradores se echen a temblar. Es necesario establecer un límite y no excederlo. Si con el ahorro y una capacidad de endeudamiento razonable no es posible comprar, quizá lo mejor sea posponerlo. El mejor momento para comprarse una vivienda siempre lo marca la situación financiera del comprador, no el mercado.
Problemas con el registro
Otra de las preocupaciones es que durante el proceso surja algún problema con el papeleo. En ocasiones ocurre que por fin se ha encontrado la casa ideal y resulta que es un local y no tiene licencia de primera ocupación. También se han dado casos en los que la nota simple del Registro de la Propiedad ha revelado que sobre el inmueble pesan cargas, e incluso, embargos.
Tiempo de respuesta de los bancos
Negociar con las entidades financieras puede ser muy duro. Por eso, cada vez es más habitual acudir al banco primero para saber cuánto nos podemos gastar antes de comenzar con la búsqueda de la casa, y no al revés. Hay que armarse de paciencia porque en la compraventa interceden profesionales y cada uno tiene su papel y necesita su tiempo: tasador, notario, gestor, etc.
Otro comprador
Imagina que visitas una casa en venta y te encanta, pero como llevas poco tiempo buscando, prefieres pensártelo. Al día siguiente descubres que otra persona la ha señalizado, por lo que has perdido tu oportunidad. Este miedo, además, puede ser utilizado por el comercial como argumento de venta. Lo cierto es que, si una casa es para ti, lo sabrás enseguida. No hay por qué precipitarse.
Instalaciones en mal estado
Una vez convertido en propietario, la casa resulta ser una ruina: tuberías en mal estado, pintura con humedades, fugas en los grifos… Para evitar todo esto es imprescindible que se aproveche la visita al máximo, que se mire bien cada rincón y se hagan todas las preguntas para despejar dudas. Cualquier mal escondido puede transformarse en una factura inesperada.