Holanda posee un estilo arquitectónico inigualable, su sensibilidad hacia el entorno construido, su capacidad de mezclar la arquitectura tradicional de sus canales con edificaciones modernas y la extensión de sus campos con formas rompedoras nada convencionales, constituyen la base de su arquitectura eficiente, funcional y llamativa. Pero, además de esta fantástica arquitectura, este país también presume de tener un estilo decorativo original, minimalista y vintage al mismo tiempo, la fusión perfecta que hace que merezca la pena echar un vistazo por algunas de las viviendas de las ciudades holandesas.
Los colores que dominan son claros y la principal razón tiene que ver con que las características de este estilo nacieron para combatir la falta de luz. El blanco, como reflector de luz, es el principal protagonista, seguido de tonos claros.
Otra de las claves de este estilo: la naturaleza como recurso decorativo. De modo que los materiales y las texturas provienen de la naturaleza. La madera es, sin lugar a dudas, el elemento estrella para la fabricación de muebles. Y, sobre todo, en colores claros, naturales.
En todas las piezas del mobiliario, reina la sencillez, las líneas rectas, depuradas, que se combinan con suaves curvas. El objetivo es conseguir un aspecto limpio y espacioso. Y combinar a la perfección dos de los elementos esenciales en decoración: estética y sentido práctico.