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Pueblos de toda España descubren con sorpresa la apropiación de miles de inmuebles por parte de la Iglesia 

Una ley de 1998 permite a los obispos adueñarse de templos de culto de forma opaca.

La Iglesia española viene durante años poniendo a su nombre casas rectorales, viñedos, olivares, atrios, solares, pisos que pertenecían a los pueblos o que, en todo caso, nunca se registraron. Los obispos pueden emitir certificaciones de dominio como si fueran funcionarios públicos. También pueden inscribir las propiedades a su nombre.

Puede decirse que en Navarra las jerárquicas sotanas han arrasado el territorio. A nombre de la diócesis figuran ya cientos de templos parroquiales, ermitas, basílicas, con todo lo que tienen dentro; también tienen a su nombre casas, almacenes y hasta cementerios, garajes o frontones.

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