Las dos habitaciones están destinadas al descanso, pero nuestro dormitorio siempre es diferente a la decoración de una habitación de hotel.
Baño en suite, amplitud, saloncito, moqueta, grandes cortinas, paredes paneladas en madera o revestidas de tela, camas elevadas, iluminación, sofás de terciopelo, colores oscuros… ¿a que os suenan todas estas características de las habitaciones de hotel? En este post os detallamos como conseguir que tu dormitorio se convierta en la habitación de un hotel de 4 estrellas.
La moqueta crea el mejor ambiente de calma y sosiego que un hogar precisa gracias, en gran medida, al confort acústico que proporciona, elemental para el bienestar y no siempre lo suficientemente valorado
Podemos añadir otros puntos de luz en diferentes zonas de la habitación. Esto depende de como sea cada dormitorio… Tal vez una lámpara de pie en un rincón de lectura, una de escritorio si incorporamos zona de trabajo o algún otro foco en la zona de vestidor. Cuando más grande sea el dormitorio y más ambientes diferentes tenga más luces distintas necesitaremos para cada uno de ellos.
La intensidad regulable puede ser una gran aliada en todas las lámparas, pero especialmente en las del dormitorio. Por la noche la luz que queremos es tenue, suave y cálida, pero por la mañana nos interesará que sea más intensa… Poder cambiar la intensidad de las bombillas de la habitación a lo largo del día nos puede venir realmente bien.
La cama elevada, algo muy típico no solo de los hoteles, sino de los hogares americanos, podemos conseguirlo teniendo un canapé alto, colchón y colchoncillo o doble colchón; la cama más alta siempre le da cierto protagonismo a la decoración y ¿a quién no le gusta subirse a una cama alta?
Las cortinas grandes y tupidas, igual que la moqueta, se utilizan para vestir más la habitación o simplemente darle ese calor, que a veces los materiales de suelos y techos no tienen y así hacer el espacio más agradable.